domingo, 19 de julio de 2015

Los ordenes del amor







Desde el momento en que nacemos, pertenecemos a un determinado sistema de relaciones que con el tiempo, va ampliándose en círculos concéntricos Los grupos y relaciones importantes para nuestra existencia, supervivencia y nuestro desarrollo, de los que somos integrantes a lo largo de nuestra vida, ya sea obligados, ya sea por libre elección.

- la familia de origen, nuestro padre, nuestra madre y nuestros hermanos y hermanas

- la red familiar, formada por todos los demás parientes

-las relaciones libremente elegidas

-las relaciones de pareja

- las relaciones con nuestros propios hijos e hijas

- la relación con diversos grupos (nación, religión, edad, sexo, clase social, profesión, etc.).

Todas las relaciones que establecemos se desarrollan dentro de un Orden,independientemente de nuestra voluntad o de nuestra conciencia. Se trata del Orden del Amor.
Los Ordenes del Amor, son las condiciones a tener en cuenta para conseguir que el amor en todas nuestras relaciones crezca y prospere sin impedimentos, en lo esencial están predeterminados y sólo se nos revelan por los efectos de nuestros actos.
Relaciones del mismo tipo, siguen un orden y diversas relaciones siguen a diversos ordenes.
Así por ejemplo la relación madre-hijo/a sigue un orden. La relación de pareja sigue otro orden, y las relaciones entre los hermanos y hermanas sigue a otro orden. En todos nuestros sistemas relacionales existe, además, una compleja interacción de necesidades fundamentales:

1. La necesidad de vinculación

2. La necesidad de mantener un equilibrio entre dar y tomar

3. La necesidad de encontrar seguridad en conveniencias sociales que hacen posibles nuestras relaciones.

En la vida, experimentamos estas tres necesidades vehementemente, percibiendo en ellas fuerzas que favorecen y exigen, impulsan y dirigen, dan felicidad y ponen límites, y, tanto si lo queremos como si no, nos vemos expuestos y expuestas a su poder que nos obliga a fines que van más allá de nuestros deseos y de nuestro querer consciente. En ellas se refleja y se cumple la necesidad fundamental de todo ser humano de relacionarse íntimamente con sus congéneres. De manera sensible percibimos estas fuerzas que velan por nuestras relaciones en los sentimientos de culpa o inocencia respecto a otros, es decir, a través de la conciencia.

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